Los funcionarios del Servicio Arqueológico de la India (ASI) han comenzado a perforar las desgastadas paredes del Jagamohan (salón de actos) del Templo del Sol en Konark, el único culto medieval superviviente de la India, para eliminar la arena que se rellenó hace más de un siglo.
El arqueólogo superintendente de ASI, DB Harnayak, dijo que se realizaron perforaciones para evaluar la resistencia del muro. “Después de eso, sabremos el espesor del muro. Con base en esta información, se tomarán medidas adicionales para fortalecerlo”, dijo.
El proceso implica perforar la piedra Khondalite en un punto entre el primer y segundo piso de la estructura, el primer paso en lo que se ha descrito como un intento de eliminar toneladas de arena vertidas en el edificio en 1903 para evitar que colapsara.
La operación se produjo a raíz de la creciente evidencia de que la arena originalmente destinada a estabilizar el monumento podría ahora acelerar su deterioro.
Sin duda, el entonces ministro de Cultura, Prahlad Singh Patel, había pedido a la ASI hace cinco años que evacuara la arena para evaluar el alcance del daño al monumento desde los interiores sellados y húmedos. Posteriormente, ASI construyó una plataforma cerca del muro oeste para evacuar la arena sin dañar la estructura.
Los funcionarios de ASI dijeron que se están realizando perforaciones en el muro oeste de Jagamohan para determinar la longitud y la resistencia del núcleo interno del muro, después de lo cual se hará un bolsillo o marco para cavar un túnel para eliminar la arena.
La turbulenta historia del monumento se registró por primera vez en 1837, cuando el historiador escocés James Fergusson visitó el sitio y documentó su deterioro con dibujos detallados que atrajeron la atención del público. En 1900, las autoridades coloniales británicas se enfrentaron a una difícil elección: ver cómo se desmoronaba el edificio o tomar medidas drásticas.
Siguiendo el consejo del ingeniero Bishan Swarup, el vicegobernador de Bengala, JA Bourdillon, ordenó que se llenara el Jagamohan con arena. Los trabajadores sellaron cuatro puertas de entrada y pasaron tres años vertiendo arena en la estructura de 128 pies de altura en la parte superior y los lados, convirtiendo el salón de actos en lo que era esencialmente un enorme contenedor de piedra.
La intervención fue exitosa: Jagamohan permaneció en pie y el templo principal ya estaba en ruinas.
Pero décadas de seguimiento han revelado acontecimientos preocupantes. A mediados de la década de 1950, el ex director general de ASI, Debala Mitra, realizó un último intento de perforación preliminar y descubrió que la filtración de agua de lluvia estaba creando musgo nocivo en el interior húmedo y cerrado, provocando la descomposición de las rocas de khondalita.
Un estudio de 2019 realizado por el Central Building Research Institute, con sede en Roorkee, encontró que la arena se había asentado a unos 12 pies, creando un espacio peligroso en la parte superior al tiempo que ejercía presión lateral sobre las paredes. Los exámenes endoscópicos revelaron grandes piedras en el suelo dentro de la estructura, evidencia de destrucción interna en curso, ocultas a la vista.
La actual operación de perforación tiene como objetivo el mismo lugar que los ingenieros británicos utilizaron para depositar arena hace más de un siglo.






